Pero las cifras significativas para Subaru no se detienen ahí, pues durante estas cinco décadas han sido provistos de su famosa tracción integral permanente AWD alrededor de quince millones de vehículos.
El primer modelo en equipar el tradicional propulsor bóxer de la casa japonesa fue el Subaru 1000 de 1966, mientras que el primero en montar el arrastre integral fue el Leone 4WD Estate, modelo que precedió a los Outback e Impreza de principios de los años setenta.

Subaru 1000 de 1966
El bóxer, creado por Fuji Heavy Industries Ltd (fabricante de los carros Subaru), fue en sus inicios un motor de cuatro cilindros refrigerado por agua.
Las ventajas que ofrece un propulsor de este tipo frente a uno convencional son muchas, por ejemplo los pistones se ubican simétricamente en dos culatas enfrentadas, cada una con dos pistones y esta posición hace que las inercias se anulen mutuamente.
Además, por esa misma disposición, se producen menos vibraciones y se aumenta el equilibrio rotacional, produciendo mayor suavidad de manejo y mejores prestaciones en todos los modos de manejo.

Toda la gama de carros Subaru, a gasolina o diésel, equipa motores bóxer
Tanto el perfil bajo del bloque como su planitud aportan para que el centro de gravedad de cada carro que lo incorpora sea más bajo y que la estabilidad del vehículo mejore de manera considerable.