Durante la compra de un vehículo nuevo muchas personas no contemplan que esta adquisición trae consigo varios costos adicionales e independientes de la propia financiación.
En primer lugar están los seguros, los cuales van amarrados con la compra pues son requisito indispensable para su aprobación. El primero de ellos es la póliza contra todo riesgo, en la cual se asegura el 100 por ciento del vehículo y cubre daños a terceros.
Tomando como base un vehículo de gama intermedia con motor 1.6 litros y cuyo costo promedio es de 42 millones, el valor a pagar por dicha póliza es cercano a un millón 800 mil pesos en su primer año. Usualmente su costo se difiere mensualmente y va atado a la cuota del crédito.
El segundo es un seguro de vida que en promedio está en 980 mil pesos anual. Este cubre el saldo del crédito en caso de muerte o incapacidad. El tercero es el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito –Soat–, que para este año cancela un valor de 315 mil 650 pesos, dependiendo del tipo de vehículo y cuyo pago es anual.
Por otra parte está el costo de la matrícula. Aunque algunas marcas la entregan como obsequio, para el carro que nos sirve de ejemplo este trámite cuesta alrededor de un millón doscientos mil pesos.

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Tenga en cuenta también que a futuro llegan otros gastos adicionales, por lo cual debe hacer una adecuada proyección de estos pagos. Aparte del sostenimiento mismo del vehículo (gasolina, parqueaderos, peajes, etc.) aquí figuran dos ítems muy importantes a tener en cuenta: el primero es el impuesto de vehículos y el segundo es el costo de los mantenimientos posventa.
En este último los propietarios están obligados a llevar periódicamente el vehículo a los talleres oficiales del fabricante para no perder la garantía sobre el mismo.
Pregunte por estas tarifas al negociar su carro nuevo. Todas las marcas están en la obligación de informar con antelación estos costos y lo que incluye en cada uno de estos servicios programados.